sábado, 26 de enero de 2008

Ceremonias religiosas, costumbres alegres y desenfrenadas del Carnaval

En la antigua Roma, lo que hoy llamamos Carnaval, era un conjunto estructurado de fiestas, en latín "die festus", que se dedicaba a los dioses, a las ceremonias religiosas y a las costumbres alegres y desenfrenadas. El primer núcleo de estas celebraciones eran llamadas Saturnalias, que se celebraban la segunda quincena de diciembre. Este conjunto de fiestas tenían la finalidad de despedir el invierno, expulsar la muerte de la vegetación y de los hombres, purificar a ambos a través de múltiples rituales, promover la luz solar para preparar la resurrección de la naturaleza de primavera, propiciando todo acto de fecundidad.
En estos días dedicados a Saturno, divinidad agrícola, el pueblo rompía los esquemas sociales; el esclavo "cantaba las cuarenta" a los señores, el señor servía a los esclavos y se ridiculizaba a los políticos y militares. Todas las leyes eran dejadas de un lado y el mundo quedaba patas arriba. Era la gran fiesta de la culminación de los trabajos agrícolas del campo, al finalizar la siembra de invierno.
Los ricos celebraban grandes banquetes donde se invitaba a todo el mundo. Se rezaba a Saturno para darle gracias por la buena cosecha, y se entonaban cánticos para estimular la fecundidad y las uniones sexuales.

Buñuelos de viento

Ingredientes:
1/2 l de leche
6 huevos
50 g de mantequilla
250 g de harina de trigo
una pizca de sal
un vaso de agua
la corteza de un limón rallada
canela en polvo
azúcar en polvo

Poner en una cazuela la leche y el vaso de agua, añadir la mantequilla, sal y la piel de limón rallada. Cuado empieza a hervir, hechar la harina, apartar del fuego y mezclar enérgicamente con una cuchara de madera, hasta que todos los ingredientes estén bien incorporados. Poner otra vez al fuego moderado y continuar mezclando durante un rato más.
Cuando la masa hace una bola, desprendiéndose facilmente de las paredes del cazo, retirar del fuego y dejar enfriar.
Una vez fría la masa, añadir batiendo los huevos de uno en uno, incorporándolos bien. Continuar batiendo la mezcla durante un rato más.
Poner aceite abundante en una sartén y freír la masa cogiéndola con una cucharadita.
Freír pocos buñuelos a la vez y sacarlos cuando estén dorados y bien hinchados.
Escurrirlos sobre un papel de cocina y servir tibios, espolvoreados con azúcar y canela en polvo.
Estos buñuelos también se pueden rellenar de mermelada o crema pastelera.

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